Porque en Puente de Esperanza hemos tratado de adaptarnos y ser creativos y hemos seguido con nuestra tarea.
Porque muchas personas han hecho todo lo que podían por ayudar.
Porque gracias a la tecnología hemos estado cerca y nos hemos encontrado con otras formas de presencia.
Porque los profesores han demostrado su vocación por la educación y los alumnos y alumnas han demostrado su responsabilidad.
Porque hemos estado pendientes de las personas mayores que estaban solas en residencias.
Porque nos hemos emocionado y sentido orgullosos aplaudiendo con agradecimiento el compromiso de muchos.
Porque hemos valorado y agradecido a los repartidores, limpiadores, empleados del supermercado que han estado en primera línea.
Porque hemos valorado profundamente las cosas cotidianas como el gozo de dar un paseo y lo maravilloso de volver a estar con alguien.
Por haber sentido que la mayor parte de la humanidad se volcaba en paliar efectos, investigar, encontrar vacunas.
Por haber vuelto con más humildad y autenticidad a la espiritualidad y a sentirnos en manos de Dios.