Necesitamos abrir nuestra mente para vaciarla de prejuicios y llenarla de amor, comprensión, respeto y libertad. Es mejor causar a las otras personas una sonrisa, que no una lágrima.
La solución internacional , no está en nuestras manos, pero el día a día se vive en nuestro corazón, en nuestras palabras y en la cercanía de los que viven con nosotros. Como decía Gandhi: “No hay camino para la paz, la paz es el camino“ un camino que hemos de recorrer cada persona.
En este momento en que la guerra de Ucrania nos tiene sobrecogidos y que las imágenes que vemos, despiertan en nosotr@s la mayor repulsa, afiancemos la convicción de la importancia de la paz, siempre y cada día, en nuestro grande o pequeño círculo de acción.