Me llamo Carmen Maldonado y soy de Perú. Yo llegué a Puente de Esperanza en busca de trabajo en un momento muy difícil de mi vida por no tener un empleo. Me empezaba a sentir deprimida y no veía ninguna salida a mi situación. En la Asociación descubrí la actividad del tejido y decidí quedarme para poder superar el momento tan estresante que vivía.
Gracias a Puente de Esperanza encontré un trabajo de fin de semana y sigo fiel a la actividad del tejido que me reconforta. El contacto con otras personas me motiva y me hace pensar que uno merece la pena, y pienso: “¿si otras personas pueden superarse, por qué yo no?”
Ahora estoy más serena y eso tranquiliza a mi hijo que está en Perú y se preocupa por mí. También me siento valorada porque puedo compartir lo que aprendo con otras mujeres y ayudar a otras personas que lo necesitan.